El 23 de Marzo del año 2003 el Pueblo de Esquel  realizaba un plebiscito donde  el 81 % de los votantes rechazó la explotación de un yacimiento de oro y plata. “NO A LA MINA”  dijo un  pueblo unido contra el saqueo de las mineras. “La montaña sigue en pie gracias a su gente” proclaman hoy en Esquel 10 años después. 

En el año 2002 en Esquel, al noroeste de la provincia de Chubut,  el 40% de la población era desempleada. Una comunidad Mapuche denunció que una minera había ingresado en su territorio. El 23 de enero de 2003, el diario La Nacion publicaba: “La empresa canadiense Meridian Gold proyecta una inversión de 120 millones de dólares para explotar una mina de oro y plata a 7 kilómetros de la ciudad de Esquel, en la provincia de Chubut. Según lo previsto, se utilizarán 600 hectáreas del Cordón Esquel donde se emplazará una planta de tratamiento que procesará 3000 toneladas diarias de mineral”

La llegada de esta minera era apoyada por el gobernador José Luis Lizurume (radical) y del intendente Rafael Williams (Partido Justicialista).La promesa era que  la instalación de una mina a cielo abierto dejaría 1 millón de pesos mensuales al pueblo y generaría alrededor de 400 puestos de trabajo.

Los habitantes de Esquel se unieron para formar un potente movimiento popular con el lema de “NO A LA MINA” que logro el 23 de Marzo de 2003 con un fuerte 81% rechazar el emprendimiento minero que pretendía explotar oro y plata. La desición de los vecinos de Esquel sentó precedente, y a 10 años de la consulta plebiscito, no hubo empresa minera que explotara  yacimientos en Chubut y la resistencia a la megaminería repercutió en todo el país.

Ayer los vecinos celebraron los 10 años desde aquella determinación organizando eventos, muestras de fotografías y charlas que culminaron con una fiesta en la Plaza San Martín a partir de las 16hs.

En la actualidad, más de un centenar de asambleas y grupos de vecinos se organizan para enfrentar proyectos de minería a gran escala en trece provincias argentinas. Sin duda un acto para festejar la importancia de la participación popular y el sonido de la voz que tiene un pueblo unido luchando por los derechos que le pertenecen.

 

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