Juan Martin Gomez, conocido como Sonrisa era un joven que vivía en San Pedro, Jujuy ,victima de torturas, abusos y amenazas , fue encontrado muerto 
en Junio de 2012 luego denunciar lo que había padecido por parte de la policía local. Hoy se presentara un informe que deja en evidencia otros casos de la misma índole en San Pedro.

Juan junto a Pablo Juárez, que acompaña las denuncias de familiares de víctimas de tortura policial.

Juan Gomez relata con voz firme la historia de su hijo, a quien todos conocían como Sonrisa por su buen animo constante. Diez veces cayo preso
por averiguaciones y delitos que nunca se comprobaron, pero la tarde del 3 de noviembre de 2011, tras haber recibido patadas, quemaduras y con
una bolsa en la cabeza para asfixiarlo, comienza el proceso que luego culminaría con su muerte.

“Era un chico laburante, pero se vino abajo por causa del paco”, comenta su padre quien cuenta que últimamente estaba muy callado y pasaba noches
sin dormir en la casa. “Todo empeoro cuando la policía empezó a usarlo de “Mula” para trasladar droga de Bolivia a Jujuy”, asegura Juan quien
pide a gritos que se investigue esta y otras causas de familias vecinas que han pasado por lo mismo.

Según cuentan el padre y algunos vecinos el operativo de selección de mulas es siempre el mismo, aprovechándose de los chicos que están más
metidos en el paco y convenciéndolos con la promesa de darle algunos “papeles” para fumar. “Sonrisa” fue uno de ellos, así que conocía bien cómo
era el accionar y sabía los nombres de los policías en funciones y retirados que se encargaban del tema. Siempre los llevaban en autos
particulares hasta la frontera que divide a Salta con Bolivia, en Pocitos. Cruzaban caminando y trasladaban los kilos de paco hasta San Salvador
sin que nadie los revisara, asegura Juan.

El problema empezó cuando “Sonrisa” fue rescatado por su padre e internado en un hospital psiquiátrico para su recuperación, luego de un año de
hacer este trabajo de mula. Cuatro meses se encuentra en rehabilitación hasta que fines de noviembre y febrero del año pasado, una junta médica
le dio el alta. Cuando “Sonrisa” volvió a San Pedro, había recuperado algo de su particular buen humor. Pero ya no se lo veía andando sólo por
las calles. Sólo salía a la mañana para ir a trabajar en la construcción con su papá, y a la noche para cursar en el colegio de adultos que
quedaba a cuatro cuadras de su casa.

Cuando las cosas parecían encaminadas para bien en la vida de la familia Gómez, la suerte cambió de golpe. Cuatro meses después de su
recuperación, el domingo 17 de junio del 2012, sonrisa es encontrado la morgue. La autopsia dice que la muerte de Martín Gómez fue por asfixia
mecánica. Según le dijo la policía a Juan, “Sonrisa”, que tenía 29 años, medía un metro 85 y pesaba 83 kilos, entró a robar en una casa y se
asfixió cuando quiso escapar por el ventiluz del baño, que tenía 60 centímetros de ancho y 25 de alto.

Hoy se presentará un informe que incluye una larga lista de ocasiones donde tuvieron protagonismo la tortura y la persecución en San Pedro:
“Cristian Marquet fue secuestrado por Toxicomanía en la plaza General Manuel Belgrano, a plena luz del día. Él contó que cuando lo llevaban, un
policía decía por radio: a que no saben el regalito que les llevo, prepárense para el baile. Una vez en la comisaría, lo desnudaron, lo
torturaron con golpes, picana eléctrica y le pusieron una bolsa en la cabeza. Cuenta que en un momento de la tortura escuchó, a lo lejos, la voz
de su hermana. Reclamaba por él, mientras Cristian se iba desvaneciendo ante la falta de oxigeno. La presencia de su hermana fue fundamental:
sino, me mataban”, dijo el joven.

En el informe citan, también, y entre otros, el caso de Emilio Gómez (21), un joven de San Pedro que padece un retraso madurativo. Un móvil de la
policía lo levantó en la plaza de su barrio, en perfecto estado de salud (y sin razón). Apareció en silla de ruedas y convulsionando el 23 de
septiembre de 2012 en el Hospital Guillermo Paterson. Despertó luego de varias horas. “Zafaste. Te trajimos del otro lado, pibe”, le dijeron los
médicos.

A través de la Secretaría de DDHH se canalizaron las denuncias, en las que familiares y víctimas dejaron constancia de las vejaciones y tormentos
que vivieron en diversas circunstancias. Las acusaciones por esos hechos apuntaron a la policía local, principalmente a dos oficiales de San
Pedro, que son los que más aparecen nombrados por las víctimas. Las denuncias, que son alrededor de 30, aseguran en la Secretaría, fueron
trasladadas a la Sede Judicial de San Pedro.
La Secretaría también solicitó un informe sobre la situación a la Policía de Jujuy, aunque en la fuerza negaron estar al tanto de estos hechos.

La secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Jujuy, Natacha Fraijo, dijo estar al tanto de las denuncias. “Estamos trabajando en los 
casos, hemos tenido reuniones con familias y víctimas y pedimos informes sobre los policías denunciados”. Por otra parte, señaló que
implementarán “cuestiones preventivas”, como visitas a los lugares de detención para verificar las condiciones de los mismos. También señaló que
aún “no hay un mecanismo para la implementación” del Sistema de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. 
“Es una ley muy nueva, estamos trabajando para que se aplique, mientras tanto, queremos que la Secretaría funcione al menos en la prevención.

Por su parte el Comisario Inspector Ernesto Guillermo Corro, director de prensa de la policía de la provincia de Jujuy, dijo: “No recibimos 
ninguna denuncia formal. No se está investigando ningún caso como ese desde la policía. Es posible que las denuncias hayan sido presentadas ante 
la fiscalía de San Pedro, y la fiscalía esté llevando la investigación de manera reservada. De ser así, hasta que ellos no lo comuniquen a la 
jefatura de policía, no se puede comenzar ninguna investigación interna en la fuerza“.

Lo que la ley establece es que permite a los efectivos detener a personas para “conocer sus antecedentes y medios de vida en circunstancias que
lo justifiquen o cuando se nieguen a ser identificados”. Esta detención no puede exceder las 24 horas. Sin embargo, en ninguna provincia está
avalado por la ley mantener incomunicado a un detenido sin orden judicial, mucho menos si la persona fue aprehendida con la sola excusa de
“averiguar sus antecedentes”.

No es el primer caso que deja en evidencia el abuso de autoridad de la policía a través de torturas y métodos extremos, por lo que vecinos de Jujuy siguen de cerca la causa exigiendo que se investigue y se termine con esto de una vez por todas.

 

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