En abril de este año, directivos de la transnacional “Minera La Alumbrera” anunciaron el plan para integrar el proyecto de Agua Rica a La Alumbrera. A pesar de la resistencia de los vecinos de Andalgalá, el megaemprendimiento continúa con su avance.

Agua Rica I

El pueblo catamarqueño de Andalgalá se encuentra ubicado a 180 kilómetros de la capital de Catamarca y tiene alrededor de 20.000 habitantes. Los vecinos de Andalgalá mantienen, desde 2010, la resistencia a la instalación de la mina Agua Rica, ubicada entre los 3.000 y 4.000 mts de altura en el Cordón del Aconquija, a unos 20 kilómetros al norte de la localidad. Agua Rica se encuentra bajo el control del Minera Alumbrera que, con capitales suizos y canadienses, explota desde hace 16 años el yacimiento de cobre y oro “Bajo de la Alumbrera” que se encuentra a unos 40 kilómetros al noroeste de Andalgalá. Ambos proyectos cuentan con el apoyo de  la gobernadora de Catamarca Lucía Corpacci Saadi.

Desde hace tres años,  todos los sábados, vecinos de Andalgalá, nucleados en su mayoría en la “Asamblea El Algarrobo”, realizan caminatas por el pueblo en rechazo a la minería y mantienen cortado el camino para ingresar al emprendimiento. Aún así, la minera tiene caminos alternativos para llegar allí: el megaemprendimiento de extracción de cobre, molibdeno y oro, avanza a paso lento pero sostenido y podría comenzar a funcionar en 2018.

En abril de este año, directivos de la compañía transnacional “Minera La Alumbrera” anunciaron el plan definitivo para la explotación intensiva del yacimiento de Agua Rica. En este sentido, “la principal novedad de este proyecto remozado consiste en la ‘integración’ de Agua Rica a la infraestructura de mina La Alumbrera, por lo que el mineral extraído y seleccionado sería llevado para su proceso en cinta transportadora por unos 30 kms. Otra novedad es la gigantesca escombrera El Globo, que se ubicaría en el borde Sur del Campo del Arenal”.

Como afirman los vecinos, dicha explotación haría desaparecer la Quebrada y el Río Minas, parte del Cerro Negro y montañas circundantes; destruyendo así las fuentes de agua que se originan en ese ambiente periglaciar, con lo que el Río Andalgalá será reducido a un caudal mínimo con agua contaminada. Este nuevo escenario agudiza el panorama mientras el desastre ambiental, con el visto bueno de los políticos regionales y nacionales, se cierne sobre la población de Andalgalá.

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