El informe, que contiene más de 6.000 páginas, da cuenta de las torturas y crueles métodos que se aplicaron entre 2001 y 2009 a la hora de interrogar a las personas sospechadas de terrorismo.

Guantánamo - Presos

La difusión, por parte del Senado de los Estados Unidos, del informe sobre las torturas y los métodos utilizados en las investigaciones posteriores a los ataques terroristas de septiembre de 2001, en el que se denuncia crueldad, abuso, brutalidad y mentira por parte de agentes de la Central de Inteligencia (CIA); ha desatado una catarata de efectos y acusaciones cruzadas en los Estados Unidos.

Mientras la CIA prepara una dura respuesta – y la justificación en torno a los objetivos logrados a partir de su actuación -, las revelaciones en torno al programa secreto que puso en marcha el gobierno del presidente George W. Bush (2001-2009) para interrogar a las personas consideradas sospechosas de tener vínculos con Al Qaeda y otras organizaciones terroristas conmocionó a la comunidad internacional.

“Este es un reporte demasiado importante como para dejarlo en secreto”, aseguró la vocera de la comisión de Senado que trabajó en la materia, la demócrata Dianne Feinstein. El reconocimiento de su importancia da cuenta, asimismo, de las luchas intestinas que se vivieron en las últimas semanas a la hora de discutir si se debía darlo a conocer públicamente.

Guantánamo V

Castigos, crueldad, brutalidad, mentiras, ejecuciones simuladas, abusos, amenazas, muertes por congelamiento, violencia sexual y largos confinamientos son algunos de los métodos de tortura aplicados por los Estados Unidos en los centros de detención legales e ilegales que erigió a lo largo y ancho del mundo.

Además, el informe destapó otro asunto: la colaboración de una serie de países a la hora de permitir la entrega, sin el debido proceso legal, de los sospechosos por terrorismo, o bien proporcionando instalaciones donde los detenidos fueron sometidos a torturas. En esta misma línea, también se dió a conocer que los Estados Unidos contaron con prisiones ilegales – y secretas – en Afganistán (4), Polonia, Lituania, Rumania y Tailandia. Allí, la CIA operaba libremente.

Los alcances del conocimiento público del informe son, hasta el momento, desconocidos. Organizaciones de derechos humanos revelaron que los oficiales norteamericanos y ciudadanos implicados en torturas que figuren en el reporte del Senado pueden ser arrestados en otros países como resultado de investigaciones de cortes extranjeras. ¿Hasta dónde llegará el escándalo?

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