Las aulas “modulares” o “durlock” fueron objeto de rechazo por parte de padres, docentes y varias organizaciones sociales y sindicales durante los últimos dos años: ahora se vienen las “escuelas modulares” o “container”.
La polémica, que tuvo su epicentro con la falta de miles de vacantes y las graves fallas del sistema de inscripción online, parecía haber entrado en un letargo hasta que el Gobierno de la Ciudad anunció que procederá en los próximos meses a la construcción de una nueva escuela “modular”.
En el Boletín Oficial del último jueves, la administración Macri dio a conocer que erigirá una ubicada a pocos metros de la nueva sede de la Jefatura de Gobierno, en Pepirí 185, al lado del “Polideportivo Patricios”. Según lo estipulado, la inversión será de 18 millones de pesos y, una vez terminada, se convertirá en la segunda escuela completamente modular de la Capital Federal: la primera está ubicada en Almirante Brown 373, en el barrio de La Boca.
“Este atropello destruye la construcción pedagógica concebida en la ley 1.420, que establecía la necesidad de una escuela pública protagonista, fuerte, laica y con edificios propios. Estas escuelas ‘modulares’ destruyen el peso simbólico del edificio escolar, que en ningún caso debe ser precario”, señaló Eduardo López, dirigente de UTE, a Diario Z.
El recurso de la construcción de “aulas modulares” o “aulas container” – de 7 metros de largo por 8 de ancho y una altura que va desde los 2 a los 4 metros, asentadas sobre bases de madera u hormigón y con paredes de chapa galvanizada recubierta de PVC – sobre el cual echó mano el Gobierno de la Ciudad durante los últimos años no deja de ser un fiel exponente de los problemas edilicios que sufre la educación pública sino que, asimismo, de la desigual distribución de los recursos: la mayor parte de de estas “nuevas” aulas – ¡ahora escuelas completas! – son construidas en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.
