La “Copa Amistad” terminó a las piñas: jugadores de Estudiantes y Gimnasia de La Plata se trenzaron a golpes a pocos minutos de finalizado el partido. Se esperan sanciones ejemplificadoras.

Piñas II

El “Pincha” ganaba 1 a 0 y había jugado con un hombre menos buena parte del segundo tiempo; el “Lobo”, por su parte, iba con todo contra el arco de Andujar para alcanzar la igualdad cuando el árbitro Silvio Trucco expulsó mal a al arquero Bologna y dejó la cancha diez contra diez.

Faltaban pocos minutos para que termine el partido cuando todo se desmadró: el juvenil Ascancibar le pegó una patada de atrás a un jugador de Gimnasia, el árbitro lo echó y, en medio del tumulto, comenzaron los golpes de puño.

De un modo paupérrimo, jugadores y algunos colaboradores de ambos equipos empezaron a repartirse trompadas y patadas. El espectáculo fue, por demás, bochornoso y sin ningún tipo de límites: se pudieron ver piñas por la espalda y cómo entre cuatro personas pateaban a otro en el piso.

“Estaba tratando de separar y me pegaron una trompada de boliche, no me la esperaba”, relató Israel Damonte, volante de Estudiantes, tras la feroz pelea. 

Piñas

La dificultad de castigar severamente a los jugadores que participaron de la gresca no puede ser alegada por el Tribunal de Disciplina: las imágenes muestran con claridad a los máximos responsables de la pelea, entre los que se encuentran Roberto Brum, Mariano Andújar, Israel Damonte, Nicolás Mazzola y Álvaro Pereira.

El plantel del “Pincha” se encargó de añadirle una cuota más de cinismo a lo ocurrido: luego de la pelea y de acordar entre los entrenadores salir juntos por el tunel, los jugadores de Estudiantes regresaron al campo de juego para “festejar” con su gente, agarrando incluso las banderas de la “barra” para agitarlas.

La simbiosis entre el hincha y el jugador – heredera de la cultura del machismo y del aguante, del “hay que poner más huevos” – tuvo su momento cúlmine en esas tristes imágenes finales.

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