La excepción se hace regla entre los miles de centros de detención legales y clandestinos, campamentos de refugiados y “limbos” existen a lo largo y ancho del planeta.

NK II

La crisis de refugiados norcoreanos se inició en la década de los 90′ por una sucesión de hambrunas y se profundizó con el correr de los años 2000.

Según una denuncia que levantó el diario inglés The Guardian, más de 30.000 chicos nacidos en Corea del Norte y cuyas madres se escaparon del régimen de Kim Jong-un viven en China sin acceso a la salud, la educación ni a obtener la ciudadanía.

“Estos chicos no gozan ni de los derechos humanos más básicos; viven como si no existieran”, advirtieron miembros de la organización de derechos humanos DPRK.

“Tienen que empezar el colegio como cualquier otro chico pero no pueden porque no cuentan con la nacionalidad china. No tienen educación ni amigos. Incluso cuando se enferman no los pueden llevar al hospital”, agregaron.

Las cifras recogidas por los distintos organismos y controladores internacionales no son exactas debido a que los norcoreanos que viven en China intentan escapar de los radares del gobierno de Beijing para no ser deportados a Pyongyang. A esto se le suma que el “limbo” y la desidia en que viven estos chicos y sus madres los vuelve aún más vulnerables  a caer en las distintas redes de trata sexual y proclives a sufrir abusos.

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