El gobierno porteño ratificó la decisión de bancar al funcionario tras una reunión mantenida con artistas y organismos de derechos humanos en el nuevo edificio de Parque de los Patricios.

Loperfido Larreta

Ni Mauricio Macri ni Horacio Rodríguez Larreta tomarán cartas en el asunto y Darío Lopérfido tampoco renunciará a su cargo en la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires: esa fue la escueta información que le dieron a las cientos de personas que se acercaron a la Jefatura de Gobierno para reclamar la remoción del funcionario porteño.

Artistas y organismos de derechos humanos acercaron un total de 20 mil firmas que piden la destitución del secretario de Cultura luego de que negara la cifra de desaparecidos.

Sólo un reducido grupo, entre las que estaban la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y Mabel Careaga, hija de Ester Ballestrino de Carega, fundadora de Madres; pudo dialogar con Larreta.

“La respuesta es una cachetada, no solamente a los organismos de derechos humanos y a la memoria de nuestros hijos, los 30 mil, sino a toda la sociedad. Lamentablemente no obtuvimos absolutamente nada, siguen respaldando a Lopérfido”, aseveró “Taty” Almeida tras la reunión.

“Esto es muy grave porque sienta el precedente de que cualquier funcionario puede decir cualquier barbaridad y después pedir perdón. Pero nosotros, el pueblo y los 30 mil, no lo perdonamos”, añadió con dureza.

“Lopérfido no será bienvenido en ningún acto que de ahora en más hagamos y queremos que se retire del consejo ejecutivo del Parque de la Memoria”, sentenció, por su parte, Mabel Careaga.

En los últimos días, un grupo de personas sacó una petición en change.org llamada “Apoyo a la Verdad” para respaldar a Lopérfido:

“Ha sido atacado por organismos de DDHH vinculados al kirchnerismo. Él apostó a la verdad y abrió el debate para que se sepa la verdadera cifra de desaparecidos que dejó la atroz dictadura argentina de 1976. Creemos en el diálogo, en la libertad de expresión y en el intercambio de ideas, es por eso que apoyamos a Lopérfido”, argumentaron.

La no remoción del funcionario y, sobre todo, el hecho de que las disculpas no sean públicas vuelve a poner en alerta a las organizaciones sociales y de derechos humanos: el negacionismo no puede ser amparado nuevamente por el Estado.

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