La Cámara baja decidió aprobar el impeachment de la presidenta brasileña por 367 votos opositores contra 137 del oficialismo.

Dilma XI

Con la aprobación del juicio político contra Dilma Rousseff en la cámara de Diputados, ahora el proceso de “impeachment” pasará al Senado: la Cámara Alta decidirá por mayoría simple si archiva la causa o efectivamente inicia lo que sería el propio juicio político contra la mandataria.

Se estima que en el Senado la oposición también contaría con los votos necesarios para el “impeachment”: para aprobar el proceso se necesitan 41 y tienen hasta diez días para realizar la votación.

El primer paso legislativo para avalar la destitución de la actual presidenta de Brasil no se dio, por supuesto, sin marchas y contramarchas en las principales ciudades del país: miles abarrotaron las calles para pedir su destitución como también para denunciar los intentos de golpe.

En caso de que se apruebe,  Dilma Rousseff deberá separarse del cargo hasta que concluya el proceso, para el cual habrá un plazo de 180 días. En ese período, el vicepresidente Michel Temer – que en los últimos días se despegó de la presidenta – sería quien completaría el mandato que concluye el 1º de enero de 2019.

“Lo que nos espera es una gran responsabilidad. Ahora es que viene la parte más difícil”, sostuvo el actual vicepresidente ante un grupo de colaboradores y congresistas del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Más allá de esto, el panorama es complicado para ambos: Rousseff afirma que “luchará hasta el final” pese a que entre bambalinas se especula con una renunica; al mismo tiempo, Temer busca el momento para quedarse con su lugar pese a estar implicado en la misma causa que la actual mandataria: él también podría sufrir un proceso de “impeachment”. Con Lula Da Silva jaqueado por sus propias causas y errores, el futuro de la política brasileña parece alejarse de la zona de comidad y dominio del Partido de los Trabajadores (PT).

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