En medio de la crisis por la ola de despidos, el titular del Ministerio de Trabajo se mostró en una misa por la muerte de un ex represor de la ESMA.

Triaca

El último 29 de abril, mientras las principales centrales sindicales y organizaciones políticas del país marchaban contra los despidos y el ajuste, el actual ministro de Trabajo participó de una misa en la “Iglesia del Socorro”.

¿Por qué, en ese momento tan sensible para el gobierno de Mauricio Macri, Jorge Triaca decidió concurrir a misa? La respuesta es simple ya que se cumplía un mes del fallecimiento de un amigo de su familia, Miguel Ángel Egea: se había muerto el  24 de marzo de 2016 en Miami y sus restos habían llegado a la Argentina casi treinta días más tarde.

Los cuestionamientos pasan, en realidad, por el prontuario de Egea: fue secretario secretario privado del brigadier Raúl Lacabanne, el interventor de Córdoba que terminó con el gobierno de Obregón Cano y Atilio López. También fue operador financiero (dinero y logística), del “Comando Libertadores de América”, la versión cordobesa de la “Triple A”.

Con el último golpe cívico militar hizo más dinero que nunca: comenzó a aparecer ligado al capitán del Ejército, Héctor Vergez (recordado como “Vargas”, el alias que usaba en el ex CCDT de “La Perla” y miembro del Batallón de Inteligencia 601). De ahí su carrera dio un paso fulgurante: se transformó en colaborador de los integrantes de los Grupos de Tareas de la ESMA, en el lavado del dinero obtenido por la venta de los bienes robados a los desaparecidos que pasaron por ese centro clandestino de detención.

La UIF, incluso, llegó a confirmar que decenas de sociedades offshore radicadas en paraísos fiscales tenían a Egea como director o presidente. Junto a su nombre figuraba el de Norma Radice, hermana de Jorge Radice, tristemente conocido por ser el Jefe de Operaciones del Grupos de Tareas que se desempeñaba en la ESMA y de ser el encargado del robo de bienes.

Fuentes: Página|12 y Diario Registrado

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