Posturas casi irreconciliables, idas y vueltas, rupturas y reagrupamientos: la AFA se resquebraja mientras el “segurismo” habla de unidad.

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Dos bandos dividen actualmente a los dirigentes de la Asociación del Fútbol Argentino: Angelici, Lammens, D’Onofrio, Blanco y compañía buscan que la “Superliga” se trate el próximo 9 de junio; sin embargo, el “Chiqui” Tapia y Hugo Moyano quieren que se haga el 30 de junio, justo el mismo día en que están previstas las elecciones a presidente de la entidad.

Los miedos de ambos bandos son claros: los representantes de los cuatro grandes del fútbol argentino temen que una elección favorable al líder de la CGT termine por desterrar los planes de la “Superliga” en favor de los equipos del ascenso, que serían quienes le brinden en masa su voto. Moyano, por su parte, cree que tratar el proyecto antes podría desencadenar una intervención gubernamental y truncar sus planes dirigenciales.

En medio de las chicas y las posturas antagónicas, todo indica que en las próximas horas o días se concretará la ruptura oficial. Lo único que evitaría esto es que alguno dé el brazo a torcer y el panorama parece estar muy alejado de ello, más allá de lo que diga el actual presidente de la AFA y sus seguidores.

“Las posiciones se van acercando con el objetivo de darle fuerza y vida a un nuevo orden en el fútbol argentino”, señaló en una escueta conferencia de prensa Ernesto Cherquis Bialo, vocero oficial de la entidad y bajo el ala de Luis Segura. “Hay que fijar la fecha para discutir el cómo, el modelo, el diseño de la liga, para lo cual hay un tiempo”, añadió.

“Había dos partes separadas y hay dos partes que se van uniendo. La divergencia se va a achicando. Sabemos que hay unanimidad respecto de la aceptación de la liga, es un hecho revolucionario. Estamos ante un hecho refundacional”, ensalzó el funcionario de la AFA.

Nada de eso sucedió.

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