La primera mandataria, que fue apartad de su cargo de manera provisoria tras el inicio de un juicio político, aseguró que fue un “golpe” sin armas.

Rousseff

“Me juzgan por una cuestión pública, por problemas de crédito suplementario, algo que todos los presidentes antes de mí hicieron. Nunca fue un crimen y no se va a convertir ahora en crimen cuando no había ninguna disposición que lo estableciera como tal”, señaló en una entrevista.

“Brasil tiene un régimen presidencialista, por lo tanto no es posible apartar al jefe del Estado y de Gobierno sin que exista un delito. Es un golpe porque la propia Constitución explicita que es necesario que haya delito de responsabilidad”, argumentó Rousseff. “El carácter provisional de Michel Temer es importantísimo. El proceso es un golpe. Es provisional, porque es ilegítimo, porque no es producto de la elección directa, no es producto del deseo popular”.

“Creemos que lo que está pasando en Brasil es un intento de sustituir a una presidenta totalmente inocente, que no está imputada en ningún juicio por corrupción, para que el programa que perdió las elecciones brasileñas en 2014 pueda, sin pasar por las urnas, llegar a controlar el Estado brasileño”, aseveró.

“Es un programa que pretende reducir al máximo nuestros programas sociales y acabar con esos derechos al imponer una política antinacional en lo que se refiere, por ejemplo, a los recursos petrolíferos del país. El pecado original es que es un proceso de chantaje del expresidente de la Cámara que abrió el proceso y que está siendo acusado de lavado de dinero, de corrupción. Un gobierno solo de blancos, sin mujeres, sin negros, que adopta una medida hoy y la cambia mañana”, sentenció.

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