Obras mal hechas, investigaciones por corrupción y promesas incumplidas: la ACUMAR vuelve a ponerse un plazo para sanear sus aguas.

Riachuelo

Primero fue la lucha entre los distintos signos políticos que gobernaban la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires y luego fueron las diferencias e internas políticas entre el mismo staff de “Cambiemos”: todo ello contribuyó a que el proyecto para sanear las aguas del Riachuelo queden prácticamente paralizadas durante meses y meses.

En las últimas horas, el director ejecutivo de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo, Julio Torti, aseguró que “en ocho años sería posible ejecutar el saneamiento” en la cuenca baja (Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), media (Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, La Matanza, Merlo y Morón) alta (Cañuelas, Presidente Perón, San Vicente, Las Heras y Marcos Paz).

La idea es construir un colector para que descarguen las cloacas del margen izquierdo de su curso, relocalizando a 17 mil familias y obligando a los dueños de 13 mil industrias a que efectúen el tratamiento de sus efluentes, que descargan en el afluente.

“El objetivo más importante, y si sólo pudiésemos cumplir con uno sería sería con este, es el de dejar de contaminar el Riachuelo; no hay tecnología en el mundo que pueda sanear un curso de agua al que se le vierte tanta contaminación cómo este si primero no se deja de verter en él esos contenidos tóxicos. Estos procesos en todo el mundo llevan décadas y no hay soluciones mágicas”, advirtió el funcionario en Noticias Urbanas.

“Las estimaciones que manejamos dicen que las aguas de la cuenca reciben 12 metros cúbicos de desechos orgánicos por segundo, una cantidad que ningún río podría absorber y eso sin pensar en los vertidos con metales pesados o de hidrocarburos. Esas mismas estimaciones nos dicen que las aguas de la cuenca reciben 90.000 toneladas de residuos orgánicos por año y ese cálculo es sólo una estimación, porque mucha de esa contaminación cloacal no proviene de un caño que lo vierte en un punto determinado, sino de las filtraciones difusas que provocan los pozos ciegos que, al colapsar, vierten sus residuos en las napas freáticas”, explicó Torti.

Los organismos encargados de “limpiar” las aguas del Riachuelo están en el ojo de la tormenta no sólo por la paralización de las obras sino también por malversación de fondos.

Según un informe publicado en InfoBae, la Justicia se encuentra investigando “la construcción de un sistema desvinculado de recolección y tratamiento de efluentes cloacales que pese a estar culminado no funciona”. La obra, que costó casi cinco millones de pesos a las arcas estatales, se hizo mal y no funciona. Ex intendentes como Darío Giustozzi y funcionarios de Enhosa y de la ACUMAR son los apuntados por la causa como responsables.

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