El juez Viktor Kassai sancionó un penal a favor del Kashima de Japón tras ser advertido por el intercomunicador: chequeó la jugada por un televisor que se encontraba al lado de la cancha.

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¿Cómo fue la secuencia? Después de un tiro libre a favor del equipo oriental se cometió la infracción: corrían los 27:53 minutos del primer tiempo. El penal recién se cobró y ejecutó a los 30:30 minutos. En el transcurso de ese período, ambos equipos continuaron disputando la pelota hasta que la misma se fue afuera de los límites de la cancha.

En ese preciso momento, el árbitro Viktor Kassai corrió hasta donde se encontraba un monitor y, asistido por una terna que se encontraba revisando dicha jugada, decidió sancionar la pena máxima a favor de los japoneses.

Más allá de la tardanza – ¿se imaginan el escándalo que se produciría en una situación similar en un superclásico, un clásico de Avellaneda o, incluso, en cualquier partido del fútbol doméstico de cualquier categoría? – surgió otro inconveniente: en la jugada, previa al penal, había un claro offside: todo debería haberse anulado.

El Kashima terminó metiéndose en la final del Mundial de Clubes 2016 al golear por 3 a 0 al Atlético Nacional de Colombia. La diferencia abultada tapó un poco el “error” arbitral pero la pregunta saliente es: ¿se pueden eliminar realmente las fallas de los colegiados en un juego en la que, al menos en buena parte, prima la interpretación?

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