Abdulgadir Masharipov, de 34 años, mató a 39 personas en el boliche “Reina” de Estambul durante los festejos por fin de año.

La policía y los servicios de inteligencia turcos no la tuvieron fácil: tras el ataque, persiguieron a Abdulgadir Masharipov durante 17 días.

Finalmente, el último lunes lograron dar con él y arrestarlo junto a un hombre iraquí y tres mujeres provenientes de Egipto, Senegal y Somalia.

Ya se saben bastantes cosas en torno a su identidad: nació en Uzbekistán, fue entrenador en Afganistán y confesó haber llevado adelante el sangriento ataque. Sus huellas digitales, para colmo, coinciden con las encontradas en el club nocturno.

Lejos de guardar silencio, como sí sucedió en otros casos, el atacante está dispuesto a contar cómo llevó adelante el atentado terrorista: usó el alias “Ebu Muhammed Horasani” y entró a Turquía desde Irán en enero de 2016.

Según confesó Masharipov, recibió “órdenes directas” por parte del Estado Islámico (ISIS) para atacar en la ciudad de Estambul. La idea, al menos en un primer momento, era atacar en la Plaza Taskim pero debió abortarla por las “extremas medidas de seguridad” que había allí: consultó con su contacto qué era lo mejor y, tras pasar con un taxi por las orillas del Bósforo, acordó atacar el boliche.

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