Contra lo que enuncian varios especialistas, el titular del Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquís, defendió el monocultivo y la soja.

“Lo primero que hay que desmentir es que la técnica de la siembra directa genere más inundaciones y principalmente en el caso de la soja, ya que éste es un cultivo que necesita mucha agua y absorbe la misma”, indicó el funcionario bonaerense en diálogo con Radio El Mundo.

“Lo que hace la siembra directa es no remover el suelo para la implantación y deja rastrojos del cultivo anterior para proteger el suelo y absorber agua para mantener la humedad, por lo que esto favorece la absorción y el drenaje de los campos”, aseveró sin medias tintas Leonardo Sarquís.

Respecto de la situación en la región pampeana, advirtió: “Hay que tener cautela ante la estimación de las pérdidas económicas; hay que dejar que el agua baje y ver cómo quedaron los cultivos. Hasta ese momento no vamos a saber”.

No son muchos los que comparten las tesis de jefe del Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires. Enrique Viale, miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA), habló sobre las inudaciones en el sur y el centro de la Provincia de Santa Fe: “El mapa de las inundaciones coincide con el del corazón del modelo sojero. En los últimos años llegamos a las 22 millones de héctareas de soja transgénica. ¿Tendrá relación con las inundaciones?”.

Vale la pena recordar que no hay factores unívocos pero si preponderantes. En la Argentina el desmonte crece a la par de la siembra directa y la sojización: la ciudad bonaerense de Pergamino y los pueblos circundantes, Entre Ríos y el centro-sur de Santa Fe son prácticamente el “corazón” del agronegocio y la soja, al mismo tiempo que el epicentro de la mayoría de las inundaciones.

En diálogo con el diario “La Capital”, Sergio Montico, de la cátedra de Manejo de Tierras de la facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, también relacionó estos factores con la crónica subida del agua en la región pampeana: “Uno de los principales problemas de los suelos es que están sometidos a una agricultura con escasa rotación de cultivos con alta preponderancia de soja, baja reposición de nutrientes y pobres condiciones superficiales de rugosidad y cobertura”.

Nicolás Bertram, investigador del INTA Marcos Juárez (Córdoba), también abona estas teorías: “La napa estaba a diez metros de profundidad y hoy está a menos de un metro. Los suelos están saturados, no pueden absorber más. Es como si antes teníamos una maceta grande y echábamos un balde de agua. Ahora la maceta es diez veces más chica pero echamos el mismo balde de agua. A partir de datos históricos se puede observar una relación directa entre el incremento de los cultivos agrícolas (de soja principalmente) y el acercamiento de la napa freática a la superficie”.

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