La tensa relación entre la central obrera y las autoridades terminó de resquebrajarse tras la retirada de la mesa de diálogo y el anuncio de un paro previsto para marzo.

El incumplimiento por parte de los empresarios del “pacto antidespidos” y la falta de pago del bono de fin de año en algunos sectores desencadenó una reacción de la CGT contra el gobierno, luego de que durante todo el 2016 sectores gremiales de izquierda y de base presionaran por una mayor confrontación con la administración de Mauricio Macri.

Ahora, con un paro previsto para el 7 de marzo y la promesa de una huelga general en la segunda quincena del mismo mes, el secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, volvió a parar la pelota.

“Nuestra idea no es derrumbar ningún gobierno pero tenemos que buscar una solución todos juntos, esto va a traer enfrentamientos, porque acá hay que defender el trabajo”, prosiguió el gremialista en diálogo con Radio La Red.

“El gobierno se tiene que dar cuenta que la industria está en un momento muy difícil porque se pierden cada vez más fuentes de trabajo. Sería bueno que el presidente nos llame y nos diga qué camino van a empezar a tomar”, agregó.

“Acá se ha prometido mucho y no se hace nada; y los empresarios tampoco ayudan al gobierno. Este no va a ser un paro político. Todavía hay un mes para conversar y buscar una solución para todos: hasta el momento son palabras y palabras; pasó más de un año y no se cumplió con nada”, sentenció.

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