El fútbol argentino vive su peor crisis desde comienzos del siglo XX: luego de varias idas y vueltas, parece haber “consenso” para que la pelota ruede a partir del próximo mes.

Los últimos encuentros entre dirigentes parecen haber llegado a buen puerto y, según deslizaron los protagonistas, la abstinencia de fútbol terminará en marzo.

Debido a la mala situación financiera que atraviesan los clubes, la plata que le debe el Fútbol Para Todos (FPT) y que el gobierno prometió pagar en tanto y en cuanto se “normalice” la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), sumado a la necesidad de cerrar un contrato por la televisación y los derechos del torneo, los clubes debieron ponerse de acuerdo en torno a un cronograma tentativo de reuniones, decisiones y actividades.

De no mediar ningún inconveniente, el 17 de febrero se haría la apertura de los sobres de los oferentes para los derechos audiovisuales. Más o menos para el 27 de febrero o el 1 de marzo está pautada una asamblea en la cual se tratarán la rescisión del contrato con el programa “Fútbol Para Todos”, se buscará la aprobación del nuevo vínculo con la empresa privada que se ocupará de la televisación, se reformará el estatuto con las normas de la FIFA y se creará la “Superliga”.

En la segunda asamblea, dispuesta para el 16 de marzo se llevarán a cabo las elecciones y las competencias se activarán en la primera semana o quincena de ese mes. Parece un programa osado para la plana dirigencial que, embebida de egos, problemas propios e intervenciones políticas, siempre termina saboteando lo que se propone. ¿Lograran frenar la sangría del fútbol argentino o será otro capítulo negro más?

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