El conjunto catalán hizo todo lo posible para remontar el resultado adverso conseguido en París: un gol agónico de Sergi Robero le dio una alegría inconmensurable.

Luis Enrique confirmó su salida del Barcelona hace algunos días atrás: la presión y la necesidad de un cambio de aire fueron los puntos culminantes de una carrera exitosa en el banco “blaugrana”.

Uno de los últimos grandes desafíos que le quedaban con el conjunto “culé”, entonces, era remontar esta serie ante el Paris Saint Germain: en la visita había caído duramente por 4 a 0.

Como con Lionel Messi y compañía nada es imposible, la expectativa se mantuvo alta y no defraudaron: los catalanes hicieron todo lo posible y estuvieron a punto de lograrlo.

Luis Suárez arrancó rompiendo el 0 a 0 a los 2 minutos de juego con un gol de cabeza y el público se volvió loco. Sin embargo, un partido más disputado que jugado terminó por bajar los ánimos. Una hermosa jugada de Iniesta a cinco del final de la primera parte que terminó con Layvin Kurzawa metiéndoselo en contra.

Apenas comenzada la segunda parte el árbitro cobró un penal que Lionel Messi cambió por gol para poner el 3 a 0 y a los locales a uno de la hazaña. Sin embargo, un tiro libre frontal que agarró Edison Cavani de lleno para romper la red hizo las cosas más complicadas: el Barcelona necesitaba ganar 6 a 1 para pasar.

Con corazón, los catalanes siguieron yendo para adelante y Neymar, de un mal partido hasta ahí, terminó por devolver la ilusión: marcó un golazo primero y convirtió un penal luego para poner el 5 a 1 en tiempo agregado.

En la última pelota, Sergi Roberto metió el pie para la hazaña: un centro de Neymar lo encontró frente a Trapp y el jugador definió al fondo del arco para hacer historia. No quedó tiempo para nada más: el árbitro marcó el centro del campo y los jugadores del equipo “culé” corrieron disparados uno a otro para abrazarse y festejar de cara a su público.

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