La ciencia argentina vuelve a pagar el precio de cuestionables decisiones políticas: el programa ARSAT se detiene a costa del ingreso de satélites extranjeros.

La alerta en la comunidad científica vuelve a prenderse: el Ministerio de Comunicaciones autorizó, mediante la resolución 623-E/2017, al operador satelital español Hispasat a proveer facilidades con el satélite geoestacionario Hispasat-30W-5 (ex Hispasat-1E).

Gracias al “acuerdo de reciprocidad” entre ambos países firmado en 2001, ahora el operador europeo podrá competir “legalmente” con Arsat: tal cual denunciaron distintos medios en 2016, Hipstat estaba brindado servicios de manera ilegal en la Argentina y compitiendo con el satélite argentino “de manera desleal”.

Para colmo, la reciprocidad solo existe en los papeles. El operador argentino ARSAT no tiene posibilidad actual de ofrecer servicios en la península ibérica ni esta planificado que lo haga: el servicio del ARSAT 2 está vendido y el desarrollo del ARSAT 3, que tenía lugar en el INVAP de Bariloche, fue completamente paralizado.

El de Hipstat es sólo el caso más polémico: el gobierno de Mauricio Macri también le dio luz verde a otros 8 satélites extranjeros para que operen en el país en el último año, incumpliendo el marco normativo vigente respecto al régimen de exclusividad y competencia establecido por la Resolución 3609/1999.

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