Nicolás Sánchez-Albornoz, de 91 años, fue prisionero político durante el franquismo y obligado a trabajar en la construcción del “Valle de los Caídos” hasta que pudo escaparse de allí.

Este último jueves, el Congreso votó la exhumación de los restos del dictador Franco en función de la “Ley de Memoria Histórica”: quieren convertir el lugar en un verdadero “monumento a las víctimas” y a la reconciliación.

“Es bienvenida la propuesta pero es un poco tarde ya. La misma resolución podría haberse tomado hace muchos años. Para mí es una vergüenza que ese monumento siga ahí. Es una vergüenza como español y como víctima del franquismo: Hitler y Mussolini desaparecieron de Europa pero en España parece normal tener enterrado a alguien de la misma estirpe”, aseveró en diálogo con The Guardian.

“Ese lugar será siempre un testigo grandilocuente de la brutalidad de esa época. Cuando era prisionero en 1948, había otros que estaban presos desde el final de la guerra en 1939. No vieron el afuera por nueve años por estar forzados a trabajar en la construcción de esa tumba. Desde un punto de vista antiestético, es algo grotesco”, remató Sánchez-Albornoz.

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