? Foto: Eduardo Longoni

La Conferencia Episcopal Argentina difundió en las últimas horas el protocolo que deberán seguir víctimas y familiares de desaparecidos para solicitar y consultar los archivos eclesiásticos de los años de la última dictadura cívico militar.

¿De qué constan estos archivos? Según lo adelantado, se trata de más de 3.000 documentos del período que va de 1976 a 1983 y que se encuentran en poder del Episcopado, la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires y la Secretaría de Estado de la Santa Sede. En su mayoría son cartas de familiares de víctimas y algunas respuestas de los miembros de la Iglesia Católica.

Las solicitudes de información son recibidas en la sede episcopal de Suipacha 1032, en el barrio porteño de Retiro, de lunes a viernes de 9 a 17.

Pese a que el anuncio ha sido replicado en distintos medios “festejando” la decisión del poder eclesiástico, las organizaciones de derechos humanos consideraron la desclasificación como “parcial” y “tardía”, especialmente teniendo en cuenta el rol que ha tenido en el último mes la Iglesia Católica promoviendo una “reconciliación” con los genocidas.

Nora Cortiñas: “Yo le digo a la Iglesia que, según ellos, la reconciliación tendría que emerger del mar, del río, de esas tumbas NN, las víctimas y los torturados, los humillados por esta dictadura sangrienta que ellos apoyaron. ¿Ahora? Después de 40 años, de haber ocultado y de nunca haber pedido que parara esa represión brutal con la metodología más infame y cruel que hay, que es la desaparición forzada de personas”.

“Ellos silenciaron el horror y los capellanes palmearon en los campos de concentración a la gente torturada para pedirles que hablen. Bendijeron los vuelos de la muerte e intervinieron en la entrega de bebés a través de las monjas. De un sector, quiero decir. Porque también fueron sacrificados muchos de ellos, muchos compañeros de Bergolio, abandonados por él. La Iglesia Católica argentina es una gran decepción”, agregó a principios de mayo.

Por esos días, las Abuelas de Plaza de Mayo manifestaron también su profunda preocupación por la idea de ‘reconciliación’ entre víctimas y victimarios del terrorismo de Estado que está impulsando la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), encabezada por su presidente, Monseñor José María Arancedo.

“No hay diálogo posible con quienes secuestraron, torturaron y desaparecieron a nuestros hijos e hijas; con quienes niegan información sobre su destino final; con quienes saben dónde están los más de 300 nietos y nietas que aún son esclavos de la mentira y, a 40 años de su apropiación, continúan viviendo bajo una identidad falsa”, remataron.

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