Luego de que David Cameron le dejara su lugar tras el #Brexit, la primer ministra británica repitió en incontables ocasiones que no llamaría a elecciones tras llegar al número 10 de Downing Street.

Sin embargo, en un momento desastroso a nivel encuestas para el laborismo, Theresa May intentó aprovechar el resquicio para obtener mayoría dentro de su partido y ante la sociedad, se desdijo – lo que los ingleses llamarían “U-Turn” – y lo hizo: el resultado fue desastroso.

Los tres ataques terroristas que sufrieron Londres y Manchester en estos últimos meses, el descontento social con el gobierno y el establishment político sumado a una creciente incertidumbre en torno a cómo saldrá parado el Reino Unido tras abandonar la Unión Europea (UE) surtieron sus efectos en las urnas.

Los primeros sondeos a boca de urna tras el cierre de los comicios británicos levantaron polvareda: indicaron una victoria de los conservadores, liderados por Theresa May, aunque sin conquistar una mayoría absoluta de bancas.

El correr de las horas lo confirmó: el oficialismo se quedó con 318 bancas de las 650, perdiendo mayoría para formar gobierno por sí solo y, así, también la chance de encabezar las negociaciones con los líderes europeos de cara al #Brexit con fuerza.

La estupenda elección de Jeremy Corbyn dejó a los laboristas, con 261 bancas; el Partido Nacional Escocés, con 35; y los Liberales Democráticos con 12.

Comentarios

comentarios