Pese a que es uno de los funcionarios del gobierno nacional más criticados ante cada aparición pública, el titular del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable ponderó lo hecho en su gestión.

Sergio Bergman señaló, en el marco de una recorrida por el “Complejo Ambiental Chanchillos II” de Jujuy, que están “terminando con el desinterés y la desidia de los últimos años”.

“Después de más de una década en que no se realizaban obras de esta magnitud, estamos haciendo lo que hay que hacer: darle una solución concreta al tema de los basurales a cielo abierto que hay en el país a partir de la construcción de sitios adecuados desde el punto de vista ambiental en el marco de una economía circular”, apuntó.

“Estamos dejando atrás años de ineficacia y corrupción en los planes de gestión de residuos en los que los fondos se manejaron de manera clientelar y sin la realización de las obras que hoy si se realizan y fiscalizan y comienzan a ser una realidad”, agregó el ministro.

Pese a sus dichos, las distintas poblaciones afectadas a lo largo y ancho del país por el modelo extractivo están lejos de estar satisfechas y de ver cambios significativos entre las políticas ambientales del kirchnerismo y del macrismo.

El caso más emblemático parece ser el de la Mina Veladero: desde el primer gran derrame de solución cianurada por parte del Barrick Gold hasta el último, poco ha importado el signo político del gobierno nacional para acercarle algún tipo de solución a los vecinos de Jáchal. La justicia sanjuanina y los funcionarios continúan buscándole la vuelta y dándole lugar a distintos artilugios para que continúe la explotación minera en el lugar.

En este contexto, distintas organizaciones han emitido incluso comunicados criticando su postura pro-minería: “Bergman ignora las largas luchas ciudadanas en los pueblos cordilleranos y precordilleranos que son las que están marcando huellas históricas en la defensa de los territorios en nuestro país y un punto de inflexión en el saqueo económico, la devastación ambiental, social, cultural e institucional que significa la figura extrema del extractivismo: la megaminería“.

Si a esto se le suma la resistencia que generó en muchas provincias el “Acuerdo Federal Minero”, el rechazo a la instalación de dos nuevas plantas nucleares en Zárate y la Patagonia y las catastróficas inundaciones que de tanto en tanto llenan de agua grandes partes del país, el panorama está lejos de ser alentador.

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