Parte de la cautela que mostró la central obrera desde que asumió Mauricio Macri al poder se terminó a principios del 2017 con la caída del atril al gritó de “poné la fecha”.

Ahora, cuando el descontento sindical se siente un poco más fuerte y la economía no mejora empeorando los indicadores sociales, los “popes” de la CGT no dudan, puertas para afuera, en demostrar su enojo.

En lo que va del año, los sindicalistas que integran la cúpula de la central obrera ni siquiera lograron un gesto oficial “positivo”: no lo lograron en el Consejo del Salario, no pudieron intervenir en la política económica ni evitar las intervenciones en algunos gremios.

“Vamos a marchar para mostrar nuestro rechazo a la política económica y a la ofensiva sobre los sindicatos. Esto no da para más”, sentenció Schmid en diálogo con Infobae.

“Macri habla de la mafia de los juicios laborales y en Córdoba, sus aliados, restringen el derecho de huelga declarando el transporte como servicio esencial. Como si fuera poco, alientan las intervenciones de los gremios“, agregó.

La fecha, la modalidad y el lugar de la protesta todavía es una incógnita: estiman que podría salir el próximo jueves durante la reunión del Consejo Directivo de la CGT. El sector más combativo promueve movilizarse hacia la Casa Rosada y los más afines a “Cambiemos” piden que, en caso que ocurra, sea en el “Monumento a Perón”.

Así y todo, las aguas están divididas: tal cual afirma en su columna el periodista Mariano Martin, buena parte de la cúpula cegetista es reticente a “la posibilidad de concertar una marcha antes de las elecciones de octubre y mucho menos un paro nacional”: esas acciones “podrían interpretarse como un favor político al kirchnerismo en plena campaña”.

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