? Foto: Luciano Thieberger

Hace aproximadamente tres semanas, 600 empleados de PepsiCo Snacks fueron a trabajar y se encontraron con un papel en la puerta de la planta de Vicente López: estaban todos en la calle.

Tras tomar el lugar y mantener reuniones fallidas con el Ministerio de Trabajo, la jueza Andrea Rodríguez Mentaste pidió formalmente su desalojo.

Tal como se temía, en las primeras horas de la mañana del jueves, un grupo nutrido de agentes de Infantería de la Policía Bonaerense y efectivos de Gendarmería Nacional rodeó la fábrica.

Luego de los primeros movimientos, las fuerzas de seguridad lograron entrar a la planta y empezaron a requisarla de punta a punta. En el medio, golpearon y detuvieron a cinco personas que se encontraban en la puerta apoyando a los trabajadores despedidos, ya sean hombres o mujeres.

“Vamos a resistir acá en el techo, y si algo nos pasa, hacemos responsable a Macri, a Vidal y a la jueza”, vociferó Camilo Mones, delegado de la Comisión Interna, en declaraciones radiales. “Esto fue impulsado por la patronal, que está en situación de abierta ilegalidad, ya que fue denunciada por lock out ofensivo, vaciamiento y discriminación total”, puntualizó.

? Foto: La Izquierda Diario

Un grupo de los cesanteados se mantuvo en el techo negociando con la policía hasta que lograron ingresar sus abogados: salieron recién a las 10 de la mañana.

Sin embargo, el conflicto y la pelea no terminó allí: tanto los gendarmes como los efectivos de la bonaerense cargaron luego contra los periodistas y camarógrafos, golpéandolos con sus escudos.

Luego forcejearon con el diputado del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), Nicolás del Caño, y también se pelearon con Luis Zamora, de Autodeterminación y Libertad (AyL). “Se están incumpliendo todas las leyes”, le gritó el primero a los encargados del operativo. De modo insólito, uno de los efectivos le exigió “que no haga populismo”.

Tras salir de la planta, los trabajadores relataron qué pasó en la fábrica: “Estamos tristes. Estamos buscando trabajo. Fue una represión terrible. Mientras negociábamos nos dijeron que teníamos que salir o nos molían a palos. Adentro fue brutal, la policía rompió todo. Nos tiraron gases”.

Una de las operarias contó lo que sufrió en carne propia en la puerta de la planta: “Les dije que era una trabajadora despedida. Me tiraron gases en los ojos. No les importó nada”.

“No había necesidad de pedir que nos saquen de la fábrica: es un conflicto laboral. Le pedimos a la jueza que nos reciba cinco minutos aunque sea, que de esto depende el destino de nuestras vidas. Nunca nos recibió”, agregó.

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