La buena performance de “Cambiemos” en las PASO le dio al gobierno aire y margen de maniobra para seguir desplegando su programa de políticas económicas y sociales.

En medio de esto, la movilización de la CGT del último martes y los cuestionamientos públicos que sufrió en la Plaza de Mayo repercutieron en el ánimo de los funcionarios: el enojo de Mauricio Macri es una clara muestra de ello.

Horas después de la marcha de la central obrera, el presidente desplazó a dos funcionarios cercanos al sindicalismo, enviando así un mensaje claro y certero al movimiento obrero.

El primero en tener que abandonar su cargo fue Luis Alberto Scervino, hasta ese momento superintendente de Servicios de Salud de la Nación. Scervino había llegado a esa posición de la mano del gremialista Lingeri pero verlo a este último en el palco de la movilización conmovió las aguas y la paciencia del oficialismo.

El otro funcionario desplazado por el macrismo es el ahora ex viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, uno de los nexos aceitados entre el gobierno y los sindicatos.

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