Las elecciones en Alemania arrojaron noticias importantes para el futuro de la Unión Europea (UE) a corto, mediano y largo plazo.

Por un lado, Angela Merkel, con el 33% de los votos sobre poco más de 61 millones de electores, consiguió asegurarse su cuarto mandato como conductora del país: tal cual se desprende de su campaña y su discurso, intentará “refundar” a la comunidad europea, poniendo a raya a los países que no cumplen con sus principios, especialmente en lo que atiene a la recepción solidaria de refugiados y al cumplimiento de las cuotas de su distribución.

La otra noticia, mucho más resonante y significativa, fue la entrada por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial de la extrema derecha alemana al Bundestag.

Con el 13,3% de los votos, Alternativa para Alemania (AfD), partido xenófobo y antieuropeo, logró meter 94 diputados y transformarse en la tercer fuerza política del país.

? “Paremos con la islamización”: uno de los afiches de campaña de la AfD

El ex periodista jubilado Alexander Gauland, líder del espacio, aclaró cuál será foco de preocupación de su espacio y cuáles no: “La comunidad judía no tiene motivo para preocuparse. No tomé contacto personalmente con ellos, pero la existencia del Estado de Israel es un punto importante para nosotros y lo respaldaremos”, afirmó ante periodistas en Berlín.

Sin embargo, aclaró: “Queremos una política diferente. Un millón de personas, extranjeros, traídos a este país, están arrebatando una parte de Alemania y nosotros como AfD no queremos eso. Decimos: no queremos perder a Alemania en manos de una invasión de extranjeros de una cultura diferente. Muy sencillo”, sentenció.

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