Sonny Morgan se fue a dormir después de una cena de negocios y de mirar un partido de fútbol americano en el piso 32 del Hotel Mandalay Bay. En la habitación de al lado, Stephen Paddock se preparaba para dispararle a 22 de mil personas.

“Pensé que podían ser fuegos artificiales. Y no paraban, no paraban. Llamé a la recepción, les dije que estaba escuchando cosas y podía oler la pólvora”, relató a la cadena de noticias “11alive”.

“Los empleados del hotel me dijeron que estaban al tanto de la situación y me pidieron que mantuviera la calma. También me dijeron que formara una barricada con los muebles para protegerme”, agregó.

“Después de varios minutos las ráfagas de disparos se detuvieron. En ese punto, supongo que el tipo se suicidó y los policías decidieron entrar a la habitación. Escuché una gran explosión y, honestamente, en ese momento pensé que era un ataque terrorista”, prosiguió Morgan.

“Después se escuchó movimiento. Estaban abriendo las puertas muy agresivamente. Entró un equipo de seis o siete miembros SWAT y se aseguraron que no sea, ya sabes, una mala persona. Nos dijeron que salgamos y corramos tan rápido como podamos”, concluyó.

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