Donald Trump reconoció oficialmente a Jerusalén como capital de Israel y desmoronó la frágil estabilidad de Medio Oriente: desoyó los numerosos llamamientos de los países islámicos y de la comunidad internacional en general.

Hasta este momento Jerusalén no alberga ninguna embajada y todas las legaciones diplomáticas se encuentran en la ciudad de Tel Aviv.

Inmediatamente tras el anuncio que tuvo lugar en la Casa Blanca, miles y miles de mensajes y protestas empezaron a tener lugar alrededor del mundo, especialmente en Palestina donde diferentes facciones y grupos declararon “tres días de ira y rabia popular”.

Vale la pena aclarar que los palestinos quieren como capital de su futuro Estado Nación la parte oriental de la ciudad, ocupada desde 1967 y posteriormente anexionada por Israel.

En el mundo musulmán hubo una ola de repudio feroz teniendo en cuenta, además, que ya le habían advertido al mandatario norteamericano las consecuencias de dicha decisión: Arabia Saudita, Jordania, Turquía, Irán y Egipto, entre otros, encabezaron el repudio.

 

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