La caliente discusión en la Cámara de Diputados por la reforma previsional tuvo, además, de las piñas y los empujones, un “round” aparte entre Rodolfo Tailhade, diputado del FPV-PJ, y Nicolás Massot, presidente del bloque del PRO.

“Ahora bánquensela, ahora nos van a escuchar a nosotros. Háganse cargo una vez muchachos. ¿Quieren pedir por la guita? Vamos juntos a Ezeiza y a Marcos Paz y pidamos por la guita. ¿Por qué no vamos ahí a pedir por la guita? Yo soy el primero en ir con ustedes. Háganse cargo muchachos”, había disparado el legislador oficialista cuando las cosas se estaban calmando en el recinto.

Sin embargo, la cosa no quedó ahí. Tailhade tomó la palabra y le propinó una dura respuesta a sus acusaciones: “Le voy a decir al diputado Massot que fue absolutamente innecesaria la provocación en la que entró. Hacés honor a tu apellido. Y te invito. Si querés, vamos a Marcos Paz juntos. Yo voy a visitar a los prisioneros políticos que tiene tu gobierno, y vos vas a las celdas de los amigos de tu familia que están ahí por haber matado, desaparecido y secuestrado a 30.000 compañeros”.

Vale la pena recordar que Nicolás Massot es hijo de Alejandro Massot, quien junto a su hermano Vicente son dueños y accionistas del diario “La Nueva Provincia” de Bahía Blanca, uno de los periódicos que defendió con más ahínco a la última dictadura cívico militar.

Éste último, además, está acusado como coautor de los asesinatos de los obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola en 1976: como la “pata civil” de los crímenes y delitos de lesa humanidad es la que menos ha avanzado, estas muertes siguen impunes.

El sobrino, para colmo, ha replicado en distintos momentos la ideología de su tío, rescatando la “teoría de los dos demonios” de viejos baúles y pidiendo “memoria completa”.

Al hablar de las acusaciones contra Vicente Massot con “El Cronista” en 2016, argumentó: “Poco tiene que ver mi parentesco porque estamos hablando de una causa, por decir lo menos, manipulada, con fines de persecución mediática, como el gobierno anterior nos tenía acostumbrados. (…) Fue una etapa traumática que no se supera con revancha, con politiquería ni con negocios. Se supera con justicia, para todos lados y de la misma manera. Y con memoria para no repetirla”.

Y el 24 de marzo del 2017 protagonizó uno de los papelones más grandes luego de que un puñado de diputados oficialistas, entre los que él se encontraba, viralizaran una foto suya con un mensaje ofensivo a los organismos de derechos humanos. Lejos de criticar el genocidio, se mostraron con pancartas que rezaban: “Nunca más a los negocios con los DDHH” y “Nunca más a la interrupción del orden democrático”.

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