Fue la imagen más vista y reproducida por los medios masivos de comunicación durante la explosiva y triste jornada del lunes 18 de diciembre: Sebastián Romero, con una remera del “PSTU”, se adelantaba a la columna de manifestantes y, con algo que parecía un “arma tumbera” o “mortero casero”, le arrojaba un proyectil a la policía.

Además de la condena unánime de la opinión pública, el gobierno y la justicia tomaron rápidamente cartas en el asunto: lo acusaron de “intimidación pública, daño, lesiones, resistencia a la autoridad y perturbación de una sesión parlamentaria” y el magistrado Sergio Torres, por pedido de la fiscal Alejandra Mangano, ordenó su detención.

A través de un comunicado, el Partido Obrero (PO) tomó partido por Romero, quien fue candidato a diputado nacional del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en 2015 en Santa Fe.

“En una operación burda, el gobierno y sus alcahuetes pretenden presentarlo como un «violento». Se valen para ello de una fotografía en la que se lo ve lanzando un fuego de artificio de venta libre, apuntado a 45 grados. Sebastián fue uno de los miles de trabajadores que se movilizaron este lunes para repudiar el saqueo jubilatorio pactado con los gobernadores y que rechazaron, con los medios a su alcance, la represión de la Policía de la Ciudad”, señalaron.

“El ensañamiento exhibido no tiene correlato con el encubrimiento oficial sobre los atropellos cometidos por la policía este lunes. El gobierno ha dado carta blanca a los represores, una política que hasta ahora les costó la vida a Santiago Maldonado y Rafael Nahuel y preanuncia nuevas consecuencias trágicas”, agregaron.

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