La semana promete terminar como empezó: convulsionada. Luego de la crisis desatada por la aprobación de la reforma previsional y de tres días de paro en el Banco Provincia luego de que María Eugenia Vidal tocara los fondos jubilatorios de los trabajadores, la “Asociación Bancaria” quedó al borde del conflicto directo.

Este juevez, las sucursales bancarias no atenderán al público entre las 13 y las 15 por “asambleas de trabajadores”, es decir, un paro “camuflado”.

Esta medida, que se hará sentir con fuerza en el microcentro porteño sobre todo teniendo en cuenta la época del año, es el preludio del conflicto por las paritarias 2018: las entidades financieras ya ofertaron un 9% de incremento en cuotas para todo el año siguiente en la última audiencia en el Ministerio de Trabajo y la indignación entre las filas de Sergio Palazzo se desató.

El gremio se declaró “en estado de alerta y movilización” al considerar como “inaceptable e indignante” lo ofrecido por las cámaras empresarias Abappra, ABA y Adeba; teniendo en cuenta que ellos esperan un aumento cercano al 20%. El gobierno, por su parte, no ve con malos ojos el “tener a raya” a uno de los sectores que suele marcar el norte en el resto de los acuerdos salariales.

Además del grave conflicto en el BAPRO, que no está bajo una medida de fuerza ya que Jorge Triaca dictó la conciliación obligatoria, los bancarios exigen también el pago de la cláusula gatillo retroactiva pendiente de la paritaria 2017, que vence este 31 de diciembre. El acuerdo establecía el otorgamiento automático de una recomposición de los sueldos, en caso de que la inflación superara el 19,5% anual, algo que ocurrió con creces.

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