? Foto: Martina Perosa

La decisión del TOF 6 de mandar a Miguel Etchecolatz a su casa del Bosque Peralta Ramos de Mar del Plata, pese a las condenas por crímenes de lesa humanidad que pesan sobre él y todo lo que el genocida sabe sobre los desaparecidos y se niega a revelar, generó una ola de rechazo y repudio en la sociedad.

Del viernes al domingo, la Ciudad de Mar Del Plata, en plena temporada veraniega, fue la sede de una serie de actividades que intentan visibilizar la llegada de un represor de semejante magnitud bajo la conocida consigna: “Si no hay justicia, hay esrache”.

El último día hábil de la semana comenzó con una marcha de vecinos a la que se sumará Rubén López (hijo de Julio López, dos veces desaparecido y cuyo nombre escribió en un papel el mismo Etchecolatz en un juicio de maner aprovocativa) junto a hijas e hijos de genocidas pertenecientes al espacio “Historias Desobedientes”.

El sábado, por otra parte, en el centro de la ciudad tuvo lugar una masiva movilización de distintos organismos de derechos humanos, partidos políticos y organizaciones sociales y culturales.

? Foto: Martina Perosa

Por último, el domingo se hizo un “siluetazo” convocado por HIJOS: allí se demarcó el camino hasta la casa de uno de los símbolos máximos del Terrorismo de Estado en la Argentina.

“Alerta a los vecinos, al lado de su casa está viviendo un asesino”, coreaban los manifestantes que terminaron frente a la casa del genocida en el Bosque Peralta Ramos.

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