Este último fin de semana, el diputado del PRO, Nicolás Massot, pidió que la Argentina emule una “reconciliación” al estilo sudafricano para “dejar atrás” los 70′ y así poder “cerrar las heridas”.

La proposición no es novedosa sino que, por el contrario, viene sosteniéndose desde hace tiempo por el macrismo aunque los expertos y organismos de derechos humanos niegan que sus resultados sean un modelo a seguir.

A continuación, algunos punteos e ideas sobre los efectos y lo que dejó la “reconciliación” en Sudáfrica:

  • La discriminación racial en Sudáfrica se remonta a la ocupación iniciada por los primeros europeos en África en 1652, pero fue formalizada legalmente en 1948, cuando gana las elecciones el radical Partido Nacionalista a partir del establecimiento del apartheid.
  • A partir de 1948 se creó un registro racial obligatorio bajo el control del gobierno. Los matrimonios interraciales fueron prohibidos. Se establecieron zonas segregadas en todo el país que abarcaron sitios como hospitales, escuelas, parques públicos, autobuses separados para blancos y negros. Los negros no podían ocupar posiciones en el gobierno ni votar.
  • “La experiencia sudafricana tuvo bastante más éxito como viaje que como destino. (…) Esto ha sido lo más penoso del caso sudafricano. Se considera un enorme éxito, un ejemplo a emular. Pero muchos no son nada conscientes, se olvidan de que la mayoría de las víctimas sudafricanas siguen luchando, sobre todo para conseguir reparaciones adecuadas y una auténtica justicia”, Howard Varney, asesor programático del ICTJ y abogado en activo del Colegio de Abogados de Johannesburgo.
        • “La inmensa mayoría de las víctimas ha recibido poco o ningún resarcimiento de tipo judicial o en materia de rendición de cuentas. Reconozco que la Comisión de la Verdad sí proporcionó cierta rendición de cuentas porque dio nombres, identificó a individuos responsables de violaciones flagrantes de los derechos humanos y también a las facciones y organizaciones que, en gran medida, habían ocasionado el conflicto, el dolor y el sufrimiento. (…) Sin embargo, debería haberse realizado un seguimiento de los casos planteados por las investigaciones de la comisión. Y, en ese sentido, lamento decir que las autoridades sudafricanas han fracasado estrepitosamente. En lugar de hacerse cargo de los casos, han concebido políticas y protocolos destinados a esquivar y evadir sus propias responsabilidades. Y de ese modo han fomentado la impunidad en Sudáfrica, algo que en mi opinión constituye una mancha en el historial del país”, agregó el especialista.

Fuentes: ICTJ, “Revista Haroldo”

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