La Cámara Alta del parlamento polaco aprobó finalmente el controvertido proyecto de ley que penaliza las acusaciones de complicidad de la nación polaca con el exterminio de millones de personas en los campos de concentración de Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka, Auschwitz-Birkenau (parte del complejo de Auschwitz) y Majdanek entre 1941 y 1945.

Aunque el proyecto causó una tormenta de oposición en todo el mundo, fue sancionado por 57 votos a favor y 23 en contra. Ahora será enviado al presidente Andrzej Duda para su firma final.

Cae de maduro que el presidente Duda dará luz verde: esta semana aseguró que nunca permitirá que Polonia ni los polacos sean “vilipendiados” con “falsas acusaciones”: “Polonia tiene el derecho de defender la verdad histórica sobre el Holocausto”, remató.

“Tenemos que enviar una señal clara al mundo de que no permitiremos que Polonia siga siendo insultada”, afirmó por su parte Patryk Jaki, Viceministro de Justicia, a los periodistas en el parlamento durante la votación.

La legislación prohíbe cualquier afirmación de que el pueblo polaco o el estado polaco sean responsables o cómplices de los crímenes, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra de los nazis; buscando especialmente combatir expresiones como “campos de exterminio polacos”. El proyecto de ley exige un encarcelamiento de hasta tres años por violaciones a dicha medida.

La misma está especialmente enfocada a periodistas – ya que artistas y académicos no podrán ser perseguidos – y afecta a todas las personas “independientemente de las leyes vigentes en el lugar donde se cometa el acto”.

Los especialistas en memoria y los historiadores subrayaron que, más allá de que los campos de concentración nazis se ubicaron en Polonia por distintas circunstancias geográficas y que el país era “territorio sometido”, deslindar cualquier tipo de responsabilidad de aquellos que efectivamente colaboraron en el exterminio sería un grosero error. Eso, no obstante, no implica que la población polaca no haya sido víctima del aniquilamiento nazi, aún cuando algunos de sus miembros hayan colaborado activamente.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos alertó a Polonia contra la aprobación de la legislación, ya que considera que amenaza con “socavar la libertad de expresión”. Israel también se mostró en desacuerdo con la iniciativa y reiteró su pedido para que el presidente polaco la desestime.

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