? Foto: Emiliano Lasalvia

Cientos de viviendas quedaron convertidas en un lodazal luego de que el sábado pasado el Río Pilcomayo se desbordara y provocara el corte de rutas y caminos: la desolación se apoderó del norte de Salta.

Ahora, después de los anegamientos, viene lo peor: los miles de lugareños regresaron a sus pueblos y encontraron un panorama devastador: casas destruidas, pertenencias extraviadas y locales comerciales cerrados.

Para graficar aún más lo que sucede allí, y en un desafortunado comentario televisivo, el gobernador Juan Manuel Urtubey habló sobre la realidad de estas familias: “Es paradójico ver que perdieron todo y al lado no perdieron casi nada, porque no tenían casi nada”.

Si a eso se le suma que, por la crecida, en la región aumentó sensiblemente la cantidad de víboras yararás, alacranes y arañas; la situación de insalubridad y peligrosidad requiere una ayuda y presencia estatal más constante.

Vale la pena recordar que las localidades más afectadas por el agua de Santa Victoria Este fueron La Puntana, Hito 1, Monte Carmelo, La Curvita y Santa María, entre otras.

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