Desde hace tiempo, el Indio Solari ya no habla directamente con los medios: a excepción de algún que otro reportaje con Mario Pergolini, el ex líder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota transmite palabras y pensamientos a la opinión pública a través de Marcelo Figueras o su representante.

Fue este último, Julio Sáez, quien confirmó que el último show fue el 11 de marzo de 2017, en “La Colmena” de Olavarría: “No creo que de más reportajes. Pronto saldrán sus memorias y en parte él va a hablar a través de eso. O quizás de algún que otro mensaje a través de Marcelo Figueras, quien escribió su biografía. ¿Si va a volver a tocar en vivo? Eso no va pasar… a lo sumo buscaremos alguna forma digital para reemplazar ese contacto, pero para eso todavía falta”.

Pese a esto, la puerta volvió a quedar abierta: el propio Marcelo Figueras, a través de las redes sociales, puso en duda las palabras del manager. “En respuesta a la pregunta sobre si es verdad que el Indio no tocará más: no me consta que esté confirmado. Me llamaría mucho la atención que una decisión semejante no la comunicase personalmente”, sentenció.

En “Redonditos de Abajo” publicaron luego un mensaje enviado por el propio Carlos Solari: “Ante la repercusión obtenida por una nota aparecida en el día de hoy quiero aclarar que la declaración de no tocar más en vivo fue prematura no contando con mi conocimiento”, señaló escuetamente el músico.

Vale la pena recordar que durante la fatídica noche de Olavarría murieron Juan Francisco Bulacio y Javier León: el informe forense confirmó que las mismas fueron por asfixia, en medio de la multitud.

El máximo permitido en el predio era 155.000 personas pero se vendieron 196.032 entradas. Los peritajes mostraron que, para colmo, había entre 225.000 y 245.000 personas.

Pese a las primeras denuncias y a los trascendidos en los medios, ni el Indio Solari ni Ezequiel Galli, el intendente de Olavarría, fueron imputados: sólo figuran en la causa como testigos. El fiscal David Carballo sólo investiga a los productores del recital bajo la carátula de estrago con dolo eventual agravado por la muerte de dos personas: odrían recibir hasta 20 años de cárcel.

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