Desde antes de que comenzara a operar formalmente, la empresa FlyBondi es una de las más cuestionadas del mercado aeronáutico.

Primero fue la relación comercial con Mario Quintana, hombre fuerte del gobierno, lo que generó descontento; después la polémica que se despertó por el Aeropuerto de El Palomar y, ahora, se sumó las dudas acerca de la fiabilidad de sus aviones.

El último episodio se dio en la tarde de este último lunes, llegando a extenderse la situación hasta la madrugada del martes: todo comenzó cuando los empleados de la low cost informaron a los pasajeros que iban a tomar una nave en el aeropuerto cordobés de “Pajas Blancas” que iban a sufrir una demora.

En el transcurso de la espera, el motivo que trascendió entre los pasillos intranquilizó a los centenares de clientes: todo indicaba que se había caído un pedazo del motor del avión que estaban por tomar.

Aunque el hecho no fue confirmado, la situación generó un gran nerviosismo entre los presentes: las personas varadas atacaron con insultos a los empleados, lo que derivó en una pelea a puño y patadas limpias.

Tres policías lograron calmar la situación, aislaron a los trabajadores de FlyBondi y la empresa trajo una camioneta para trasladar a los afectados hasta un hotel: la reprogramación del vuelo quedó para el otro día.

Más tarde, las autoridades de “Pajas Blancas” se limitaron a informar que “el vuelo fue cancelado por problemas técnicos”. La noticia, sin embargo, se conoció porque Carlos Telleldin, imputado por encubrimiento al atentado a la AMIA, iba a abordar el mismo y, en su cuenta de Twitter, contó que “fueron fallas en el motor izquierdo del avión”.

La empresa, antes de emitir un comunicado oficial, le contestó a un cliente por las redes sociales que nada de esto “era cierto”. Horas más tarde, agregó que, en realidad, se trató de “una falla hidráulica”:

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