“Con toda la información preliminar que la Armada nos ha aportado, más los relatos de ex Comandantes y oficiales navales, y sin perjuicio que será la Justicia la que en definitiva dictamine al respecto, una conclusión a priori es que al momento de la zarpada el submarino estaba en condiciones de navegar. No estaba en condiciones de ir a la guerra pero sí de navegar”, aseguró Oscar Aguad, titular del Ministerio de Defensa de la Nación, en una entrevista con Infobae.

“Hay un informe de la Sigen sobre el submarino, algunas cuestiones graves reportadas por el capitán se arreglaron y también existe un informe previo a la zarpada donde el propio comandante califica la aptitud del buque con un puntaje de 4,25 sobre 5. Ahora, todo esto deberá investigarse. También hay que destacar que el capitán del submarino indicó que todos los pendientes deberían repararse en programada entrada de la nave a dique seco prevista para 2018. El submarino realizó un viaje muy largo, había navegado hasta Ushuaia junto con otras unidades de la flota de mar, participó de ejercicios militares, llegó casi hasta la Isla de los Estados y todo se hizo sin problemas. En su viaje de regreso tuvimos esta desgracia“, explicó el ministro.

“Ahora tratamos de averiguar qué pasó, muy difícil será saber que pasó ya que el submarino se llevó toda la información al fondo del mar y aun recuperándolo será muy difícil saber qué pasó. Las condiciones meteorológicas para navegar eran pésimas, sabemos que entró agua por el snorkel porque el mismo submarino lo informó, y que pudo haberse producido liberación de hidrógeno con las complicaciones que esta situación origina”, agregó.

Sobre el papel que se dio a conocer mediante Marcos Peña y que ordenaba al submarino a que navegue sobre las Islas Malvinas, señaló: “Esto se debe a que nosotros desde un principio ordenamos a la Armada que se resguarde toda la información relacionada con el submarino. Sin tocar ningún papel, sin quitar ni agregar nada. (…) En la última página, abrochada, va una hoja que es un ‘mensaje naval’, no una orden, que debió haber ido a un basurero y no al expediente. Pero como dijimos que nadie tocara nada, salió como parte del informe principal. (…) Es una corrección hecha a mano por alguien que se equivocó, por eso ese mensaje naval jamás fue trasmitido al submarino y solo quedó en un cajón. Ese error grosero ubicaba al submarino prácticamente sobre las Islas Malvinas. Reitero, ese mensaje no llegó nunca a ninguna parte. Ese mensaje no existió”.

Y, sobre las tareas del ARA San Juan, aclaró: “Si bien algunos buenos periodistas han hablado de espionaje, en realidad se trata de tareas de avistaje que implican actividades de control. El barco tenía que controlar la zona económica exclusiva, para eso es útil un submarino en tiempo de paz. Los buques que depredan nuestro mar cuando ven una unidad de superficie se escapan, pero el submarino al no ser detectado resulta ideal para identificar a los infractores. Esta es la verdad. El avistaje en el mar es lo mismo que hace la Gendarmería en las fronteras. Espionaje es otra cosa, es ir al territorio del enemigo a obtener información. Creo que se trató simplemente de la mala utilización de un término. Hay espionaje que es legal, pero acá no hubo ninguna tarea de espionaje”.

Por último, en relación con los familiares de los tripulantes, subrayó: “La relación con las familias es una tarea tan compleja como averiguar lo que pasó con el submarino. Ellos tienen un dolor que es insustituible, a mí me causó un dolor terrible este hecho, pero no me puedo poner en el lugar de las familias. La situación a veces se torna tirante, pero hemos tratado de cumplir todo lo que ellos han pedido. Es natural que ellos duden de todo. Este gobierno tiene una característica, poner la verdad sobre la mesa. Vamos a hacer lo imposible por encontrar el submarino, pero será muy difícil localizarlo y sin el submarino será difícil también saber lo que pasó”.

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