Todo comenzó en horas de la mañana, en el sur de Francia: un hombre empezó a seguir con su auto a cinco policías que volvían de trotar en la ciudad de Carcassonne.

Disparó a uno al hombro y se le trabó el arma: ante la respuesta policial, escapó a gran velocidad. Siguió a la vecina ciudad de Trèbes, donde se metió en un supermercado y disparó a clientes que se encontraban allí dentro.

Según un testigo de la escena, el atacante – que por la matrícula de su auto fue identificado como un marroquí de 25 años con antecedentes policiales – entró en el supermercado a las 11:15 al grito de “¡Alá es grande!”. Estaba armado con una pistola, cuchillos y granadas.

Cuando llegaron las fuerzas de seguridad, el atacante aseguró responder al Estado Islámico (ISIS) pidió a gritos la liberación de Salah Abdeslam, involucrado en la matanza de “Le Bataclan” durante los atentados de París en 2015.

En el piso yacían ya los cuerpos de tres personas mientras que otro puñado de rehenes estaban malheridos. Un rato más tarde, los efectivos decidieron tomar el control de la situación y le dispararon hasta matarlo.

Redouane Lakdim fue identificado luego por la policía francesa como el autor del ataque. Había nacido en Marruecos en 1992, pero vivía en Carcassonne: estaba bajo el radar de los servicios de inteligencia desde hace tiempo.

El Estado Islámico (ISIS) reivindicó el atentado a través de un comunicado difundido por la agencia AMAQ. “Era un soldado de ISIS y perpetró el ataque en respuesta a los llamados a atentar contra los países de la Coalición”, sostuvieron en el escueto mensaje.

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