Poco menos de seis meses atrás, la visita del Papa Francisco a Chile estuvo marcada a fuego por las denuncias de abuso sexual a menores cometidas por el poderoso sacerdote pedófilo Fernando Karadima.

Aunque el mandamás de la Iglesia Católica pidió “perdón” en reiteradas oportunidades, generó resquemor en la sociedad que se haya mostrado junto a Juan Barros, obispo de Osorno, figura clave en el entramado de abusos y acusado de encubrir a Karadima.

“El día que me traigan una prueba voy a hablar. Es todo una calumnia”, sentenció al ser consultado por la prensa, negándose a reconocer lo que las víctimas venían confirmando y denunciando hace muchos años.

Finalmente, el líder del Vaticano aceptó en las últimas horas la renuncia de tres obispos chilenos, entre ellos la del administrador de la Diócesis de Osorno.

Comentarios

comentarios