La desregulación del mercado de los combustibles por parte del Ministerio de Energía fue un rotundo fracaso: desde que Juan José Aranguren decidió que vuelva la “flotación” del precio de la nafta, el sector ha sufrido descalabros mayores y los usuarios han visto subir los precios hasta las nubes.

Durante el último fin de semana se volvieron a aumentar los precios en un 10%, por lo que el litro de nafta súper pasó a costar casi $28 en promedio y, en el caso de la nafta premium, el litro ronda los 35 pesos.

Con este incremento bajo el brazo, las petroleras aseguran que “venden a pérdida” y que “el desfasaje es, como mínimo, de un 30%”. Y esto desencadenó una crisis mayor: como el gobierno de Mauricio Macri no quiere todavía más subas, las empresas decidieron imponer cupos de entrega en el canal mayorista, lo que terminará impactando en toda la cadena.

Carlos Gold, presidente de CECHA, la confederación que une a los estaciones de toda la Argentina, explicó en diálogo con Radio Mitre: “Un problema que hasta la semana pasada era de abastecimiento de las estaciones de servicio ‘blancas’ –que no están encontrando un proveedor adecuado– ahora pasó a ser un problema de algunas estaciones de servicio de bandera”.

Hay petroleras que han puesto cupo de entrega de combustible y por encima de esos límites va un precio diferencial, lo cual representa un problema para el sector de cara al futuro”, prosiguió.

“El argumento es que las petroleras aún no han recompuesto su rentabilidad, están entregando combustible a pérdida, con un desfasaje, dicen, como mínimo de un 30%; limitan la entrega para que esta rentabilidad negativa no se incremente. (…) El problema se va a acentuar en el campo, la industria y en el transporte, porque obviamente va a escasear el gasoil y se va a transformar en un verdadero problema para los usuarios dónde conseguir el producto“, concluyó.

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