“La exposición a la contaminación del aire ambiente y del aire en las viviendas aumenta el riesgo de las personas de contraer enfermedades como cáncer de pulmón, accidentes cerebrovasculares, cardiopatías y bronquitis crónica“, reafirma el Banco Mundial en un estudio publicado junto con una universidad norteamericana.

Según se desprende del informe, desde la década de 1990, la exposición a la contaminación del aire ambiente se incrementó en la mayoría de los países del mundo. En esta línea, advirtieron que buena parte de los mayores aumentos se produjo en las regiones densamente pobladas y de crecimiento más rápido, como Asia meridional y Asia oriental y el Pacífico.

En 2013, alrededor del 87 % de la población mundial vivía en zonas que sobrepasaban los límites establecidos en las Directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la Calidad del Aire, que se sitúan en un promedio anual de 10 microgramos por metro cúbico (µg/m3) – PM2.5″, explicaron.

“Aunque la tasa de mortalidad normalizada según la edad por causa de la exposición a la contaminación del aire ambiente con PM2.5 ha disminuido en la mayoría de los países desde 1990 en razón de las mejoras generales en materia de salud, se observa que el crecimiento de la población y el aumento de la exposición han hecho que aumente el número de fallecimientos prematuros“, remataron en el escrito.

Vale la pena recordar que la Ciudad de Buenos Aires presenta altos grados de toxicidad en el aire pero las mediciones son, hasta el momento, pobres e ineficientes.

Hace algunos meses atrás, Greenpeace Argentina realizó una protesta en el Congreso de la Nación en la que resaltaron la necesidad de que los políticos hagan algo al respecto: “Se deben tomar medidas urgentes para evitar que esta contaminación crónica siga impune. Mientras el mundo va en camino a eliminar los combustibles fósiles en el transporte, y las automotrices fabrican vehículos eléctricos, Buenos Aires continúa dependiendo de energías agresivas para la salud”.

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