Pasaron años, su imagen siguió pesando en la política hondureña y en los miles que defendieron las causas ambientales e indígenas en su nombre: finalmente tanto resistir y tanto dolor dio sus frutos.

Esta semana se confirmó oficialmente que el Banco Holandés de Desarrollo (FMO) y el Fondo Finlandés para la Cooperación Industrial (FINNFUND) retiraron su apoyo al proyecto hidroeléctrico “Agua Zarca” que impulsa la empresa Desarrollo Energéticos Sociedad Anónima (DESA).

Fue Berta Cáceres junto al Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) quienes se opusieron férreamente desde un principio a la implementación de éste proyecto por la grave amenaza que representaba para el patrimonio natural, cultural, económico y hábitat funcional del pueblo lenca.

Vale la pena recordar que el 3 de marzo de 2016, individuos armados ingresaron en la medianoche en la casa de la líder ambientalista para atacarla con varios disparos que le arrebataron la vida.

A fines del 2017, y en medio de los pedidos por una investigación independiente, el grupo Grupo Asesor Internacional de Personas Expertas (GAIPE) concluyó que el crimen no fue en modo alguno un hecho aislado y aseveró tener las evidencias suficientes para demostrar “la participación de numerosos agentes estatales, altos directivos y empleados de DESA (Empresa Desarrollos Energéticos S.A) en el planeamiento, ejecución y encubrimiento del asesinato de Berta Isabel Cáceres”.

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