Desde que asumió a fines del 2015, Mauricio Macri amagó con las “nuevas directivas” que tendrían las Fuerzas Armadas en su gobierno.

En una estrategia que se apoya sobre el fortalecimiento de la presencia militar en la frontera norte y el avance en una “reestructuración del despliegue de unidades castrenses”, la administración de “Cambiemos” finalmente puso primera.

A través de la modificación del decreto 727/2006, reglamentario de la “Ley de Defensa Nacional que desde la gestión de Néstor Kirchner solo permite el empleo de las Fuerzas Armadas ante agresiones de origen externo “cuando estas sean perpetradas por otros Estados”, se habilita el despliegue de tropas en la frontera norte, que en un año podría extenderse a 5.000 efectivos.

Según lo estipulado, el 1° de agosto llegarán a “poblaciones vulnerables”, principalmente de Salta, Formosa y Misiones, el primer refuerzo de 500 miembros del Ejército, que se sumarán al programa “Escudo Norte”.

Asimismo, otros 600 efectivos militares custodiarán “objetivos estratégicos” que hoy están en manos de la Gendarmería Nacional: represas, terminales portuarias, centrales hidroeléctricas, centrales nucleares y radares.

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