Liz tenía 24 años y dos hijos: murió el lunes por la noche en el Hospital Belgrano, en el norte del conurbano bonaerense, después de estar 24 horas internada en terapia intensiva con un cuadro de infección generalizada por un aborto inseguro y clandestino: en el útero tenía restos de tallo de perejil.

En este periplo fatal, la mujer llegó primero al Hospital de San Martín con un shock séptico: ña operaron, le sacaron el útero, la trasladaron al otro nosocomio pero no sobrevivió.

¿Todavía queda alguna duda de que la clandestinidad pone en riesgo la salud de las mujeres y personas gestantes? ¿Todavía queda alguna duda de que tenemos que dar una respuesta desde el sistema de salud?” denunciaron en un comunicado desde la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir.

“Esto nos reafirma en nuestra postura expresando que el aborto es un problema de salud pública porque seguirá practicándose en condiciones totalmente inseguras y riesgosas y somos consecuentes en seguir denunciando esta situación social más allá de los encuadres jurídicos”, agregaron desde CICOP.

En las redes sociales la noticia tuvo eco. Bajo el hashtag #ElSenadoEsResponsable se culpabilizó a los legisladores que decidieron votar en contra de la legalización del proyecto de ley por el #AbortoLegal:

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