Miguel Bru, estudiante de periodismo, fue asesinado el 17 de agosto de 1993. Testigos vieron como en la comisaría novena de la La Plata se lo torturó hasta la muerte. Nunca más se supo nada de él: hasta el día de hoy está desaparecido.

En 1999 fueron condenados por ese crimen a prisión perpetua los ex policías Walter Abrigo y Justo López, por torturas seguidas de muerte, y por encubrimiento al ex comisario Domingo Ojeda y al ex oficial Ramón Ceressetto. En 2003, la Suprema Corte Bonaerense dejó firme la condena a ambos ex funcionarios policiales pero el resto ya había quedado en libertad.

Ni las condenas ni los pedidos de la familia sirvieron para que alguno se “quiebre” y diga dónde están sus restos: el crimen todavía se sigue cometiendo.

En mayo del 2018, peritos de Gendarmería Nacional rastrillaron el terreno de la dependencia policial con un georradar en busca de los restos sepultados del joven estudiante de periodismo. No hubo novedades.

“Es un testigo de identidad reservada que dijo que abajo del mástil del patio de la comisaría estaba enterrado Miguel. Llevamos muchos años de lucha y de búsqueda. Los que saben dónde está Miguel son los imputados. La verdad sobre lo que pasó con Miguel ya la sabemos, hoy la necesidad es que nos devuelvan a Miguel y poder darle una despedida. Tenemos derecho a darle una sepultura y despedirlo, como toda familia“, explicó Rosa Schonfeld, madre de Bru, en aquella oportunidad.

25 años después, sus familiares y amigos lo siguen recordando. Este viernes habrá una vigilia en la comisaría. Allí también seguirán exigiendo el procesamiento de los y las policías que estaban en servicio aquella noche por considerarlos cómplices del hecho. También pedirán la investigación penal al primer juez que se hizo cargo de la causa, Amílcar Vara. La memoria y el pedido de justicia no descansan.

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