En el ámbito de la salud, las noticias no son buenas: la degradación del Ministerio de Salud a Secretaría de la Salud -que usualmente conlleva reducciones de partidas presupuestarias- sumado a la baja de la vacuna contra la meningitis para menores de edad y la intención del gobierno porteño de meter a la fuerza cinco hospitales en el predio de uno para dar rienda suelta a negocios inmobiliarios preocupan a toda la comunidad de médicos, pacientes y ciudadanos.

Y si la lupa la ponemos en la situación de las personas que viven con VIH, el cuadro empeora: a los constantes reclamos por parte de ONG’s, médicos y pacientes en torno a la falta de medicamentos y las demoras en las entregas durante los últimos dos años y la continua subejecución de las partidas asignadas –cuando ya transcurrió casi el 70% del año, sólo se ejecutó el 38,90%- se le suma ahora una incertidumbre todavía mayor.

El #Presupuesto2019, enviado al Congreso de la Nación por el oficialismo, refleja quienes pagarán el costo del “intento” de llegar al “equilibrio fiscal”: una de las áreas más perjudicadas es justamente la Dirección Nacional de Sida.

Si los legisladores aprueban el proyecto gubernamental, el año próximo habrá 1.724 millones de pesos menos para el VIH en Argentina. Esto implicaría, nada más y nada menos, que el 30% de las personas con VIH quedarán sin tratamiento y sin acceso a medicamentos. El futuro de las tareas de prevención, que no vienen siendo suficientes, también entran en una zona de riesgo.

El contexto epidémico tampoco es el mejor. Las cifras del último “Boletín Integrado de Vigilancia Epidemiológica” no fueron las que se esperaban. La Argentina es el país de la región con mayor cantidad de nuevos diagnósticos por año: 6.500 personas se enteran cada doce meses que han contraído el virus y, de ellos, se estima que el 30% llega a la confirmación del cuadro de manera tardía.

Si a esto le sumamos que en el país hay aproximadamente 120 mil personas viviendo con VIH pero que hay un 30% que lo desconoce, la tarea de concientización y prevención se vuelve aún más urgente. ¿Cómo pueden afrontarse todos estos problemas urgentes a la vez con un presupuesto constantemente manoseado y minado de obstáculos?

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