Un “referéndum” de su gestión: así presentó hace algunas semanas atrás la campaña de cara a las elecciones de medio término el presidente norteamericano Donald Trump.

Con la idea de fortalecer el control de los republicanos en todos los ámbitos gubernamentales, el controvertido mandatario sacó a relucir el 3% del crecimiento del PBI, el desempleo récord del 3,7%, las mejoras en la capacidad de compra de amplios sectores de la población y su discurso anti-inmigratorio: le alcanzó a medias.

Aunque lejos de la “ola azul” que varios periodistas pronosticaban, los demócratas recobraron el control de la Cámara de Representantes.

Gracias a ello, ingresarán a la cámara baja un número récord de mujeres, jóvenes y dos legisladoras musulmanas -Rashida Tlaib, de Michigan, e Ilhan Omar, de Minnesota- en un paisaje que suele estar dominado por hombres blancos y de entrada edad.

Y, de ahora en más, el oficialismo tendrá dificultades para aprobar determinadas leyes clave, como reformas impositivas, de salud o migración: una de las piedras angulares del gobierno de Donald Trump. Como si esto fuera poco, también podrían llegar a impulsar un “impeachment”.

Sin embargo, los resultados habilitan distintas lecturas: los republicanos no solo conservaron el Senado de los Estados Unidos sino que, incluso, aumentaron allí el número de bancas.

En lo que respecta a los gobernadores, los republicanos ganaron en Massachusetts, Arkansas, Texas, Florida, Tennessee, Vermont, Maryland, Dakota del Sur, Idaho, AlabamaOklahoma, Arizona, Nebraska, Iowa, Ohio, Sur de Carolina, New Hampshire Wyoming.

Mientras que los demócratas ganaron en Illinois, Pensilvania, Colorado, Michigan, California, Minnesota, Nuevo México, Wisconsin, Nevada, Hawaii, Oregon, Maine, Rhode Island, Nueva York y Nevada 

Comentarios

comentarios